Overblog
Editer l'article Suivre ce blog Administration + Créer mon blog
16 août 2014 6 16 /08 /août /2014 14:09

 

 

Voici une interview paru sur le site Site Redes Cristianas

http://www.feadulta.com/es/buscadoravanzado/item/5208-raul-vera-un-obispo-de-la-cuerda-del-papa.html

et la traduction française

 

RAÚL VERA, UN OBISPO DE LA CUERDA DEL PAPA

Escrito por  Jan Martínez Ahrens

 

 RAÚL VERA | OBISPO DE SALTILLO (MÉXICO)

 

Raúl Vera (Acámbaro, Guanajuato, 1945) es el obispo más amenazado de México. Un prelado que ha salido vivo de más de un atentado y cuyo trabajo en favor de los desaparecidos, migrantes, menores, indígenas, prostitutas y parias de todo tipo le ha granjeado odios feroces, incluido la letal enemistad del narco. Pero las amenazas no parecen hacerle mella.

Ingeniero de carrera e hijo intelectual del Mayo del 68, se ha forjado una leyenda de indomable. Su primer pulso llegó en 1995 cuando Juan Pablo II le envió como coadjutor a Chiapas, en plena efervescencia zapatista. Tenía como misión poner orden en la diócesis de san Cristóbal de las Casas, dirigida por el carismático Samuel Ruiz, un adalid de las tesis indigenistas y la teología de la liberación.

Al poco de llegar, aquel comisario político al que todos consideraban un conservador y cuyo destino era quitarle la mitra a Ruiz, acabó apoyando al clero local. Roma no olvidó. Cuatro años después fue enviado, como castigo, al árido obispado de Saltillo, en Coahuila, al norte del país. De poco sirvió. Desde ahí volvió a la trinchera. Ha plantado cara a los desmanes del Gobierno y también al terror de Los Zetas.

Su discurso, de fuerte contenido social, irredento en la lucha contra la desigualdad y furibundo contra el “capitalismo liberal”, le ha situado lejos del aristocrático y ortodoxo episcopado mexicano. 

Una distancia que aún agrandó más su actitud ante las mujeres abortistas y su defensa de los derechos de los homosexuales. Durante mucho tiempo, Raúl Vera ha sido la oveja negra, el díscolo, el anticuado izquierdista, hasta que el terremoto ideológico provocado por la llegada de Francisco a la cátedra de San Pedro ha insuflado nueva fuerza a su voz. Ahora, los otros obispos se giran para escucharle.

Pregunta. ¿Qué le aconsejaría visitar al Papa cuando venga a México?

Respuesta. Pues para empezar, que conociera la ruta de los migrantes. También le haría visitar una cárcel, porque a él le gusta ir a las cárceles; lo llevaría a los suburbios de una ciudad grande, porque él dice que tenemos que ir a la periferia. Le organizaría una visita de acuerdo con lo que él está pidiéndonos que atendamos. Y haría que quienes estén en primera fila sean los indígenas, sean los pobres..., porque eso no se hace, poner delante a los pobres...

P. Hace poco bautizó a la hija de una pareja lesbiana. ¿Qué piensa de la homosexualidad?

R. La homosexualidad, ay... es un tema al que nos hemos negado. Los que dicen que el homosexual es un enfermo, son los que están enfermos. Tengo un amigo que fue sacerdote y que es homosexual. Él dice que no reconocer a los homosexuales es como medir por las normas del rugby a los que juegan al fútbol, y luego decirles además que están violando las normas. La Iglesia tiene que acercarse a ellos no con condenas, sino con diálogo. No podemos anular toda la riqueza de una persona solamente por su preferencia sexual. Eso es enfermizo, eso es no tener corazón, es no tener sentido común.

P. ¿Y con el aborto no pasa lo mismo?

R. En el aborto pienso como piensa la Iglesia, que eso es un asesinato. Las diferencias están en cómo se trate, cómo se penalice. El aborto, como el matrimonio entre los homosexuales, nos ha servido de subterfugio para decir que tenemos moral en la Iglesia. Pero no somos capaces de defender los derechos de los obreros. Es muy fácil ir contra una mujer abortista, no tiene problema y además nos apoya la ultraderecha conservadora. Mire, aquí hubo una campaña nacional contra el aborto, a favor de la vida. ¿Y yo qué hice? Organizar rosarios por todo el pueblo para meditar sobre la defensa de la vida de los migrantes, la defensa de la vida de los mineros, la defensa de la vida de las mujeres y la defensa de la vida del no nacido. Pero somos unos hipócritas... Parecería que las únicas reglas morales fueran condenar a los matrimonios homosexuales, condenar a las abortistas. Y ya con eso, ya somos cristianos perfectos.

P. ¿Legalizaría la prostitución?

R. No, eso sería legalizar la explotación femenina. Yo creo en la dignidad de las mujeres. La prostituta es una mujer sumamente dañada, pero jamás debe perder su dignidad y el derecho al respeto. Estamos llegando a límites espantosos en el fenómeno de la trata y la explotación.

P. ¿Es usted socialista?

R. No me considero socialista. No he leído a Marx, no he militado en el socialismo, y nunca me gustó la tesis de la conversión en dictadura. Todos tenemos los mismos derechos y la misma dignidad, pero también tenemos libertad. Ahora bien, nunca he apoyado los métodos del capitalismo, Dios me libre. El verdadero sentido de la vida es la comunidad, el cuidado de los débiles y la participación en los bienes de la tierra por igual. Todo eso lo he aprendido del mundo indígena, de los pobres y los campesinos. Ellos me han enseñado el valor de la vida humana y también su capacidad para la alegría. Ellos me han enseñado a reír.

P. Usted se ha enfrentado al narco públicamente, ¿teme por su vida?

R. En Chiapas aprendí que había que arriesgar la vida si uno quería ponerse del lado de los pobres. De otro modo, no hubiera podido quedarme ahí mientras los paramilitares mataban a esos hermanos catequistas.

P. ¿Y aquí en el Estado de Coahuila, que es territorio de Los Zetas?

R. He aprendido que para defender la vida humana tienes que poner la tuya de por medio. No hay otra manera de ser pastor.

P. En México hay oficialmente más de 13.000 desaparecidos; en Coahuila, 1.800. Solo en dos pueblos del norte, los narcos se llevaron en pocos días y a plena luz a 300 personas sin que las autoridades hiciesen nada. ¿Qué cree que está pasando?

R. La impunidad ha permitido que eso suceda. La desaparición viene acompañada de la eliminación de todo indicio que permita la persecución: hacen desaparecer las personas y luego los cuerpos. Y todo se vuelve hipotético, porque nadie sale vivo. Y si alguien se separa de esos grupos, es persona muerta. En el caso de Allende lo hicieron a la luz del día, sin que hubiera la más mínima reacción de autoridades.

P. ¿Y no sería una solución para acabar con el narcotráfico legalizar las drogas?

R. No va a ser la solución.

P. ¿Por qué no?

R. Absolutamente no. Las drogas van ligadas a la depreciación de la vida humana. La descomposición del hombre no viene de la droga; a la droga se va, igual que se va al alcohol, por otra cosa. Para unos la vida no tiene sentido y la necesitan para vivir el sinsentido, y hay otros que no tienen ni dónde caerse muertos. Legalizando la droga no se soluciona el problema por el que la gente se droga. Y bastaría con prohibir unas para que descubriesen nuevas.

El obispo Vera lo dice suavemente. A sus 69 años se le ve tranquilo. Acabada la entrevista, se dirige a su despacho, repleto de libros, a cambiarse de vestiduras. Al lado está su habitación. No le importa que se mire dentro. Con su ordenador y la mesa desordenada parece el cuarto de un universitario, excepto por la cama, mínima, vieja y sin colchón, de fraile dominico.

 

Jan Martínez Ahrens

El País, 14 JUL 2014

 

 

Raul Vera, un évêque de la même étoffe que le Pape

 

Raul Vera (Acambaro,Guanajuato, 1945, dominicain) est l’évêque le plus menacé du Mexique.

Un prélat qui est sorti vivant de plus d’un attentat et dont l’œuvre en faveur de disparus, migrants, jeunes, indigènes, prostituées et parias de tout genre lui a acquis des haines féroces. Y compris celle, mortelle du cartel de la drogue. Mais les menaces ne paraissent pas lui faire d’effet.

 

Ingénieur de carrière et intellectuellement fils de Mai 68, il s’est forgé une légende de rebelle. Son premier coup arriva en 1995, quand Jean-Paul II l’envoya comme évêque coadjuteur au Chiapas, en pleine effervescence zapatiste. Il reçut la mission de mettre de l’ordre dans le diocèse de San Cristobal de las Casas, dirigé par le charismatique Samuel Ruiz, le champion des thèses indigènes, de la théologie de la libération.

A peine arrivé, ce ‘commissaire politique’ que tous voyaient comme un conservateur et dont la consigne était d’enlever sa mitre à Ruiz, finit par soutenir le clergé local.

Rome n’oublie pas.

Quatre ans après il fut expédié, en châtiment, à l’aride diocèse de Saltillo, au Coahuila, au nord du pays. Cela ne servit pas à grand-chose. Il revint là à son combat. Il fit face aux violences du gouvernement comme à la terreur des Zetas.

Ses paroles, de fort contenu social, basées dans la lutte contre les inégalités et révoltées contre le ‘capitalisme libéral’ le situent loin de l’aristocratique et orthodoxe épiscopat mexicain. Une distance agrandie encore par son attitude envers les femmes ayant avorté et sa défense des droits des homosexuels. Pendant longtemps Raul Vera  a été le mouton noir et l’indiscipliné, le vieux gauchiste, jusqu’à ce que le tremblement de terre idéologique provoqué par la venue de François au siège de Saint Pierre donne une force nouvelle à sa voix. Aujourd’hui, ce sont les autres évêques qui changent, pour l’écouter.

 

Question : Que conseillerez-vous au Pape de visiter quand il viendra à Mexico ?                                        

Réponse : Eh bien, pour commencer, qu’il connaisse les chemins des migrants. Aussi je lui ferai visiter une prison car elles l’intéressent. Je l’amènerai dans les faubourgs d’une grande cité car il nous dit que nous devons aller dans les banlieues. Je lui organiserai une visite  selon ce à quoi il nous demande d’être attentifs. Et je ferai que ceux qui sont en première file soient les indigènes, les pauvres… car cela ne se fait pas de mettre les pauvres devant.

 

Q : Il n’y a pas longtemps vous avez baptisé la fille d’un couple lesbien. Que pensez-vous de l’homosexualité ?

R : L’homosexualité, oui… c’est un sujet que nous avons refusé de voir. Ceux qui disent que l’homosexuel est un malade, ce sont eux les malades. J’ai un ami qui a été prêtre et qui est homosexuel. Il dit que ne pas reconnaître les homosexuels c’est comme si les joueurs de foot se moquaient des règles des rugbymen et disaient qu’ils violent les règles.

L’Eglise doit aller vers eux, non en condamnant mais en dialoguant. Nous ne pouvons pas annuler toute la richesse d’une personne rien que pour sa préférence sexuelle. C’est maladif, ne pas avoir de cœur ni de sens commun.

 

Q : Et avec l’avortement, n’est-ce pas pareil ?

R : Pour l’avortement, je pense comme l’Eglise, que cela c’est un assassinat. Ce qui fait la différence, c’est comment on le traite, comment on le pénalise.

L’avortement, comme le mariage entre homosexuels, nous a servi de subterfuge pour dire que nous avons une morale dans l’Eglise.

Mais nous ne sommes pas capables de défendre les droits des ouvriers. C’est plus facile d’aller contre une femme qui avorte : il n’y a pas de problème et en plus l’ultradroite conservatrice nous appuie.

Voyez, il y a eu une campagne nationale  contre l’avortement, en faveur de la vie. Et moi, qu’est-ce que j’ai fait ? Organiser  des chapelets, dans tout le peuple, pour méditer sur  la défense de la vie des migrants, la défense de la vie de la jeunesse, la défense de la vie des femmes et la défense de la vie avant la naissance.

Mais nous sommes bien des hypocrites. On dirait que les uniques règles morales soient de condamner les couples homosexuels, condamner les femmes qui avortent : ça suffit avec cela. Avec cela nous sommes des chrétiens parfaits.

 

Q : Légaliseriez-vous la prostitution ?

R : Non, car ce serait légaliser l’exploitation féminine. Je crois en la dignité des femmes. La prostituée est une femme à qui on fait un tort terrible mais elle ne doit jamais perdre sa dignité et le droit au respect. Nous sommes arrivés à des limites effrayantes dans le phénomène de la traite et de l’exploitation.

 

Q : Etes-vous socialiste ?

R : Je ne me considère pas comme un socialiste. Je n’ai pas lu Marx, pas milité dans le socialisme et jamais ne m’a plu la thèse d’une conversion à une dictature. Nous avons tous les mêmes droits et la même dignité, mais nous avons aussi la liberté. Mais bien, je n’ai jamais soutenu les méthodes  du capitalisme. Et Dieu m’en garde.

Le sens vrai de la vie c’est la communauté, le soin des faibles et la participation aux biens de la terre pour tous également.

Tout cela je l’ai appris du monde indigène, des pauvres et des paysans. Eux m’ont enseigné la valeur de la vie humaine et aussi leur aptitude à la joie. Ils m’ont appris à rire.

 

Q : Vous avez affronté la drogue publiquement, craignez-vous pour votre vie ?

R : Au Chiapas, j’ai appris qu’il faut risquer sa vie si on se met du côté des pauvres. Sinon je n’aurais pas pu rester  au moment où les paramilitaires tuaient ces frères catéchistes.

Q : Et ici, dans cet Etat du Coahuila, territoire des Zetas ?

R : J’ai appris que pour défendre la vie humaine tu dois risquer ta vie au milieu. Il n’y a pas d’autre manière d’être pasteur.

 

Q : A Mexico, il y a officiellement plus de 13.000 disparus, au Coahuila 1.800. Rien qu’en deux villages du nord, les narcos en peu de jours et en pleine lumière ont pris 300 personnes sans que les autorités ne fassent rien. Que croyez-vous qu’il se passe ?

R : L’impunité a permis que cela arrive. La disparition s’accompagne  de l’effacement de tout indice permettant des poursuites : ils font disparaître les personnes, puis les corps. Alors il n’y a que des doutes parce que personne ne reste vivant. Et si quelqu’un se retire de ces groupes c’est une personne morte. Dans le cas d’Allende, ils l’ont fait à la lumière du jour sans qu’il y ait la moindre action des autorités.

Q : Et ce ne serait pas une solution, pour en finir avec ce trafic, de légaliser les drogues ?

R : Ce ne sera pas la solution.

Q : Pourquoi pas ?

R : Absolument non. Les drogues sont reliées à la dépréciation de la vie humaine. La décomposition de l’homme ne vient pas de la drogue, elle y conduit, ainsi qu’à l’alcool par ailleurs.

Pour certains, la vie n’a pas de sens et ils ont besoin de drogue pour vivre cette absence de sens, et il y en a d’autres qui n’ont rien d’autre pour trouver la mort. Légaliser la drogue n’est pas résoudre le problème pour lequel ces gens se droguent. Et il suffirait d’en interdire certaines pour qu’on en invente de nouvelles.

…………

 

L’évêque Vera parle gentiment. A ses 69 ans on le rencontre tranquille. L’entrevue terminée, il va vers son appartement plein de livres, pour se changer, à côté de sa chambre. Peu importe qu’on regarde dedans. Avec son ordinateur et sa table en désordre on dirait le studio d’un étudiant, excepté pour le lit, petit, vieux et sans matelas, de frère dominicain.

 

Traduit de l'Espagnol par René Sournac

 

 

Partager cet article
Repost0

commentaires

C
Je suis de coeur et d'âme avec cet évêque, je soutiendrai sa mission par la prière
Répondre